sábado, 26 de julio de 2008

La revista Centuria.


Existe un piélago de revistas literarias en Argentina que casi no han dejado huella. En algunos casos, se debe a que fueron editadas en provincia (como la revista Entre Nos, creada en 1908 por Victor Juan Guillot en Concordia) y su distribución en la metrópolis porteña fue mínima. En otros, a que se adelantaron a su época y no encontraron un público lector (quizá el ejemplo más relevante sea La Aljiba, 1830, primera publicación feminista argentina). En otros, a que fueron consumidas por sectores populares y por lo tanto no consideradas dignas de estudio por parte de los investigadores (lo cual ocurre con La Ondina del Plata, de 1875, en la que colaboró frecuentemente Eduardo Ladislao Holmberg).
La revista Centuria, cuyos únicos dos números aparecieron en Buenos Aires a principios de 1946, en un típico exponente de esta situación. Con el subtítulo Aventuras. Historia Novela., presentaba una interesante combinación de relatos fantásticos, policiales y de ciencia ficción. En este sentido, podemos compararla con la mexicana Emoción (1934) y las argentinas Leoplán (1933) y Rojinegro (1936), que también presentaban un cóctel de géneros literarios diversos. También incluía artículos sobre historia europea y americana, pequeñas secciones humorísticas, y un extenso artículo (sin firma) sobre viajes interplanetarios. Estaba dirigida por Alfredo Julio Grassi, posteriormente autor de varias novelas policiales para Editorial Acme, bajo el pseudónimo Fred Seymour, y del contario de ciencia ficción Y las estrellas caerán, firmado con su propio nombre.
El número uno, el único que hemos podido localizar, contiene cuantro relatos.
"Espejismo", de Félix Marianelli, puede ser encuadrado en una zona intermedia entre el género fantástico y el relato psicológico. Un peregrino está a punto de morir de sed en un desierto. Divisa un oasis,pero al llegar ve a su amada que lo llama, a la distancia. Va a buscarla, pero a mitad de camino las fuerzas lo abandonan. El relato concluye: "El guía de la caravana nunca pudo explicarse por qué las huellas de ese hombre seguían de largo, por encima del manantial, sin detenerse en él, hasta perderse en el desierto infinito, como si persiguiese algo que huía de él. ¡Espejismo... locura!".
"Pesadilla", de Alfredo Grassi, es netamente fantástico. Se celebra una fiesta en un palacio gigantesco, cuyos límites nadie conoce. Los invitados ignoran el motivo de la celebración, pero prosiguen danzando, frenéticos. De pronto, una escuadrilla de aviones bombardea el palacio y todos mueren. El narrador siente que su cuerpo es consumido por las llamas, y pierde el sentido. Al recuperar la conciencia, descubre que se ha reencarnado en un bebé recién nacido.
"Fantasmas en Middlesex", de Frederick Seymour (pseudónimo de Alfredo Grassi), es un relato policial que, a la manera de Chesterton, comienza proponiendo una interpretacion sobrenatural para el enigma, a fin de crear un clima ominoso, para luego sustituirla por una explicación racional. Tras un asesinato misterioso, hay indicios de que fue causado por el fantasma de un caballero medieval en busca de venganza por la profanación de su tumba. El criminal luego resulta ser un espía alemán, que montó pruebas falsas para distraer la atención de la policía. Sin embargo, hay una vuelta de tuerca al esquema de Chesterton: el relato concluye con el hallazgo del cadáver del espía, que sostiene en su mano un trozo de mármol. El mismo trozo que le falta a la estatua del caballero en la iglesia local.
El texto más interesante es "Quedaron tres tumbas en Venus", de Julio de Luca (pseudónimo de Alfredo Grassi). Es la primera parte de una novela que, según el plan de edición trazado, aparecería a lo largo de tres entregas de Centuria. Como puede apreciarse, quedó incompleta. Sólo fue publicada en forma íntegra en 1967 por Ediciones M.E.S.A, bajo el título Tres tumbas en Venus. El pseudónimo elegido por Grassi fue, esta vez, Fred Seymour.
Está situada en una Tierra futura, después de "la última guerra", que ha diezmado a la humanidad (debe tenerse en cuenta que el texto fue escrito poco después de la Segunda Guerra Mundial). Los ánimos se aplacaron, lográndose un gran progreso científico y la paz mundial. Sin embargo, la población sigue creciendo y los sociólogos vislumbran un nuevo peligro: el hambre. Esteban Miranda, científico y miembro del Gran Consejo de Relaciones Internacionales (que ha sustituido a las inoperantes Naciones Unidas) expone un proyecto de colonización del planeta Venus, donde emigrará el sobrante de población. La entrega concluye con la descripción de los preparativos para el primer viaje, en México.
Si bien no podemos considerar a Centuria una revista de ciencia ficción (la primera en el ámbito hispánico será Hombres del Futuro, aparecida un año después), es innegable que en sus páginas dio abundante cabida a dicha modalisas literaria. Constituye, por lo tanto, un interesante precedente a tener en cuenta para la historia del género en nuestro país.


Carlos Abraham, en Estudios sobre literatura fantástica, Ed. Quadrata, 2006.

1 comentario:

Anónimo dijo...

lo del espía alemán parece sacado del jardín de los senderos que se bifurcan lo cual resulta sumamente elogioso porque no ha sido el detalle lo que me descubrió la similitud sino el estilo. Y usted sabe juless cuan importante es el estilo.. Acaso dirán que estamos siendo revolucionarios pero trabajamos en el lenguaje, que es una tradición.